11 de junio de 2011

Que ver en Lisboa

Lo primero que visitamos, para evitar aglomeraciones, fue el elevador de Santa Justa diseñado por un alumno de Eiffel permite unir la parte baja de la ciudad con una de las colinas. Al margen del medio de transporte, las vistas que se pueden disfrutar desde la terraza superior son impresionantes.

Después del elevador, nos dirigimos al Convento de los Jerónimos, que fue mandado construir por el Rey Manuel I con los tesoros que se consiguieron en las colonias de ultramar. Tanto el claustro como a la iglesia son impresionantes y reflejan el esplendor que el Imperio Portugués tenia en aquellos tiempos. Al lado del monasterio esta la pastelería Belém donde venden los famosos pasteles de crema que tienen el mismo nombre.

Enfrente del monetario, esta la Torre de Belém, una fortaleza construida para proteger la entrada al puerto, el conjunto lo compone un gran parque donde hay un monumento a los primero pilotos que cruzaron el Atlantico en avión.

Un poco más adelante, esta el Monumento a los Descubrimientos, según nos contaron el primer monumeto era en madera. La verdad es que impresiona cuando estas a su lado, una cosa es lo que ves en fotos y otra cuando llegas a él. En él están representados héroes portugueses relacionados con los descubrimientos, en total hay 33 figuras. A los pies del monumento hay una enorme rosa de los vientos regalo del Sudáfrica.

Después de comer, bajamos paseando por el Parque Eduardo VII, hasta la plaza Marques de Pombal, continuamos por la Avenida de las Libertades, hasta llegar a la Plaza de Estacao Restauradores, donde subimos en el funicular para dar una vuelta por la parte alta, disfrutamos de las vistas de Mirador de San Pedro de Alcantará, donde por cierto hay artistas callejeros a los que se les puede comprar cuadros con motivos típicos por un buen precio. Paseando por las calles de este barrio, llegamos al Pavilhao Chines, un bar donde tomar una copa y contemplar los cientos de colecciones que de todo tipo de objetos tienen.

Bajamos nuevamente el funicular y proseguimos hasta la Plaza de Pedro IV, desde esta callejeando llegamos hasta la Plaza del Comercio, en esta zona todas las calles son rectas, están llenas de tiendas y hay muchas terrazas en las que sentarte a tomar algo y también puedes disfrutar de los artistas callejeros que hay en las mismas.

En resumen Lisboa es una ciudad que tiene, en nuestra opinión, un encanto especial por la que se puede pasear tranquilamente disfrutando de sus calles y de sus vistas, nos falto subirnos en alguno de los famosos tranvías que recorren la ciudad, sobre todo en el celebre 28 que es una linea circular que da una vuelta a toda la ciudad.    

   

10 de junio de 2011

Que ver en Cascais

Cascais, en una de las ciudades de verano por excelencia, con un puerto que domina toda la ciudad, las casas salvo algunas construcciones modernas, no son muy altas, todas son o de piedra o pintadas con colores llamativos. Os recomendamos una vuelta por el casco antiguo, donde las estrechas callejuelas te deparan agradables sorpresas, bien para comprar, bien para degustar algún plato típico, también tienen fama sus helados.

Saliendo de Cascais, en dirección al Cabo de Roca, que dicen que es el punto más occidental de Europa, te encuentras con la Boca del Infierno. Es una depresión del terreno en el que el mar entra y golpea con fuerza contra sus paredes, la verdad es que tanto la depresión como la vista de la costa es impresionante y los días en los que el más esté embravecido tiene que ser espectacular.   

Que ver en Queluz

La verdad es que de Queluz solo vimos su Palacio que dicen que es parecido al de Versalles, como no conocemos este último no podemos opinar . La verdad es que el palacio llama la atención empezando por las primeras salas que visitas, los salones de baile, todos llenos de espejos y con dos enormes lamparas de cristal para iluminar el mismo.

El palacio gira entorno unos jardines que según nos contaron en su tiempo era un lago para reflejar la luz de las antorchas que iluminaba todo el palacio. Todas las habitaciones principales, dan a los jardines y son una a continuación de la otra, también nos contaron que en las noches de verano paseaban en barca a la luz de las antorchas por un río creado ex-profeso, mientras una orquesta amenizaba el paseo.

Otra curiosidad, es que el edificio que hay enfrente del palacio y que hoy es un pousada, se construyó para guardar la ropa de la familia real.

Que ver en Sintra.

Sintra es un pequeño pueblo situado a unos treinta kilómetros de Lisboa, está rodeado de bosques, el pueblo parece que está anclado en el tiempo con calles estrechas y empinadas, con todas sus casas pintadas de colores llamativos, pero lo que más destaca son todos los castillos y palacios que tiene a su alrededor.

Nosotros visitamos el Palacio da Pena (el Palacio de la Peña que no que da Pena), parece un castillo sacado de un cuento, con una mezcla de estilos que le hace especial, a parte del recorrido por el interior del castillo, pudimos contemplar como la niebla cubre todos los bosques que rodean al mismo, esa misma niebla que segun nos contaron fue la que atraía a los románticos y melancólicos artistas del siglo XIX. Una vez realiza la visita al palacio, nos dimos una vuelta por los jardines del mismo donde hay más de 200 clases de arboles y plantas diferentes.

Como curiosidad, os puedo comentar que para subir al palacio (las cuestas son importantes) hay unos autobuses decorados como si fuesen tranvías de principio del siglo XX, que por dos o tres euros te llevan hasta la puerta del Palacio.

En resumen un sitio que merece la pena visitar y a poder ser, de forma tranquila y pausada disfrutando del encanto de sus calles.