El tercer día, planificamos el viaje de vuelta a casa para ver dos sitios más Béjar y Candelario. Paramos en el primero de estos pueblos Béjar, aparcamos cerca de Plaza España y continuamos nuestro paseo hasta la Parroquia de San Juan, seguimos por la calle Mayor, llegamos hasta la Torre de San Gil, pasamos por los Portales de Pizarro y continuamos hasta la Plaza Mayor donde se encuentra el Ayuntamiento y el Palacio de los Zúñiga (duques de Béjar), volvimos por la Ronda de Navarra donde se encuentra el Convento de San Francisco y cerca el Jardín de los Laureles.
Terminada esta visita, pusimos rumbo a Candelario, considerado uno de los pueblos más bonitos de España. Se puede disfrutar de la arquitectura típica de sus calles y edificios, con varios siglos a sus espaldas. Muchas de estas construcciones aún conservan su estructura original, con tres niveles; en la antigüedad el último de los pisos se destinaba al desván, en el que, con el humo de la madera de castaño, se curaba la matanza.
Otra de las singularidades de la villa son las batipuertas, existentes en la entrada de casi todas las viviendas. Sobre su origen existen varas teorías: la de evitar la entrada de la nieve en las casas, al tratarse de un pueblo de montaña, o la que indica que por tratarse de un pueblo chacinero, las batipuertas permitían la entrada de la luz para trabajar pero no la de los animales a la “caza” de alimentos.
Aparcamos en la Plaza que hay junto a la Ermita del Cristo del Refugio, continuamos nuestro paseo por la Calle Mayor, hasta llegar al Ayuntamiento, donde se puede admirar El Jano una piedra con dos caras talladas. Muy cerca está la Parroquia de la Virgen de la Asunción y la Cuesta de la Romana, que son una sucesión de rampas de piedra, que salvan los desniveles existentes entre los dos edificios.
Continuamos la visita pasando por la Plaza del Solano, y viendo las casas, puestas, ventanas enrejadas y distintos elementos que hay en el recorrido hasta la Plaza del Humilladero, que es donde se separan el casco antiguo del moderno Candelario.
Después de comer, viaje de vuelta a casa con la sensación de haber descubierto uno de los sitios con encanto que hay en la geografía española y con el recelo de que nos han quedado muchas cosas por ver.
09/11/2015