Pedimos para comer unos mejillones (espectaculares), bonito y merluza a la plancha, todo ello regado con sidra, como postre arroz con leche y café. Es difícil de terminar los platos porque las tanto el pescado como la guarnición son considerables.
El servicio muy agradable y eficiente, además de simpáticos. Merece la pena visitarlo.
08/2016
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