El domingo amaneció un día espectacular, con un sol radiante que hacia que todo tuviera otro color, después de desayunar nos dirigimos a Pontevedra, ciudad que nos habían recomendado visitar sobre todo el caso antiguo y la verdad es que mereció la pena.
Aparcamos en la Praza Galicia y desde ahí marchamos hacia la Plaza Orense donde se encentra la iglesia de San Francisco, vimos "la peregrina" una pequeña iglesia que esta en la Plaza del camino y nos dedicamos a recorrer todas las callejuelas que hay por esta zona, destacando las distintas plazas (verdura, leña, peirao, etc.) todas ellas llenas de gente paseando tranquilamente y disfrutando del buen tiempo.
Para comer decidimos ir a O Grove, en unos treintas minutos llegamos y nos fuimos a ver la isla de La Toja, que por cierto y como opinión personal se la han cargado con la urbanizaciones que han edificado y las que están construyendo. Dimos una vuelta por la isla, visitando la capilla de las conchas y admirando los paisajes desde este enclave se pueden ver.
Después de comer, pusimos rumbo a Combarro, pequeño pueblo a unos 15 kilómetros de Pontevedra, la parte antigua tiene todo el encanto de un pueblo de pescadores lleno de los típicos horreos y formado por pequeñas calles que terminan en su mayoría en el mar.
Después de esta visita, no nos quedó más remedio que volver a Santiago, para tomar el avión devuelta a Madrid.