En una nueva visita a Segovia, comimos en el restaurante que nos había llamado la atención en la anterior visita "El Figón de los Comuneros". El restaurante no estaba muy lleno y a pesar de tener reservada la mesa, no hubo problemas de agobio de gente.
Pedimos unos entrantes, morcilla (no podía faltar) y mollejas de cordero, luego como segundo cochifirito, chuletillas de cordero y cochinillo asado (no podía faltar), de postre sorbete de la casa, arroz con leche y natillas, de bebidas, cerveza, vino y agua.
El trato muy agradable, las cantidades generosas y la preparación muy buena (las mollejas espectaculares). En resumen si tenéis oportunidad pasaros por el sitio, merece la pena.
06/02/2015
06/02/2015
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