Empezamos en el aeropuerto de Santiago nuestro viaje por una parte de la Patagonia chilena, en vuelo directo a Balmaceda en la Región de Aisén (único aeropuerto internacional de la región) muy cerca el paso fronterizo con Argentina conocido como Paso Huemules.
Después de dos horas de vuelo, aterrizamos sin ningún problema después de haber admirado las montañas, volcanes y lagos que la ortografía chilena tiene en este recorrido. Después de recoger las maletas, nos dirigimos a recoger el vehículo que habíamos alquilado, una “van” para ocho personas y el equipaje de cada uno. La verdad es que se demoraron un poco porque apurarse no va con el carácter chileno y más con los habitantes de la Patagonia, es más hay una frese que define perfectamente a los habitantes de la región:
Quien se apura en la Patagonia, pierde el tiempo.
Una vez que nos entregaron el vehículo, con todos los papeles, seguros, permisos y demás requisitos, nos dirigimos a nuestra primera parada, Villa Cerro Castillo, para ello a pocos kilómetros de Balmaceda, nos desviamos de la carretera que lleva a Coyaique para meternos en la Reserva Nacional Cerro Castillo. Te empieza a dar cuenta que estas en otro sitio, la carretera unas veces discurre paralela al Río Blanco, en otras ocasiones, subes algún que otro cerro, para a hacer alguna que otra foto y contemplar el paisaje.
Villa Cerro Castillo, es un pueblo al lado del Río Ibáñez que está en medio de la nada, muy limpio, cuidado, con casi todas las construcciones de madera. Paramos a comer, después nos dimos una vuelta por el mismo, vimos las distintas esculturas que tienen, hay una en especial, tallada en madera, que representa a un pastos con su perro y que dependiendo el ángulo con el que mires a la cara de la figura tiene unos rasgos u otros.
Una vez terminada la visita, continuamos el viaje en dirección Puerto Río Tranquilo, con una salvedad que desde este punto la carretera en de tierra y piedras unos 120 kilómetros en los que difícilmente puedes pasar de 60 ó 70 K.p.h., así que a disfrutar del paisaje, pasamos a ver el Río Murta, hasta que llegamos al lago General Carrera. En este punto la carretera Austral comienza a bordear el lago (uno de los mayores de Sudamérica) durante muchos kilómetros.
Una vez en nuestro destino nos acreditamos el hotel Cabañas Valle Exploradores, unas cabañas acogedoras, donde pasaríamos la noche,. Sacamos las maletas, encendimos las chimeneas y nos fuimos a dar una vuelta por el pueblo. Como en el caso anterior no tiene mucho que ver, la plaza, el río, el embarcadero, la iglesia y para de contar. También empezó a lloviznar de forma intermitente. Lo primero buscar con quien nos llevaría hasta las Cuevas de Mármol, después de mirar en varios sitios (los tienes todos alineados al borde de la carretera) nos decidimos por Anselmo Soto (buen precio y un trato muy agradable como pudimos comprobar al día siguiente) acordamos salía a las 08:30 para aprovechar que no hubiera mucho jaleo de barcas y que la luz es mejor a esa hora.
Después de cerrar este viaje, compramos algo para desayunar en las cabañas a la mañana siguiente y nos fuimos a cenar. Como continuaba lloviendo y la noche no invitaba al paseo, nos fuimos a descansar.
26/12/2014