Volamos desde Madrid con destino Orly (París), después de unas cuantas vueltas por la terminal y preguntar el precio del transporte hasta la ciudad, nos decantamos por una taxi, nos salía más barato que el transporte público.
Llegamos al apartamento que habíamos reservado a través de AIRBNB y que resulto ser todo un acierto, situado un barrio no en el centro pero cerca de todos los lugares interesantes que ver, no más de diez minutos en metro. El apartamento, perfectamente equipado y con todo tipo de comodidades.
Una vez acomodados y como quiera que era cerca del mediodía, apostamos por comer y luego dirigirnos a la Tour Effiel y utilizar todo el tiempo que fuera necesario para visitarla. Nos fuimos en metro hasta la estación de Trocadero, además teníamos un montón de referencias en las que se señalaban las vistas desde este punto como una de las más espectaculares y la verdad es que no nos decepcionaron. La tarde era calurosa y los jardines estaban llenos de gente, algunos refrescándose en las fuentes de los jardines. Una vez realizadas unas cuantas decenas de fotos, nos dirigimos a hacia la torre, cruzando el Sena por Pont d’l’ena.
Cuando llegas a los pilares de la Tour Effiel, sientes una sensación especial, al margen de lo que pueda representar por la dimensiones del monumento. Fue construido con motivo de la Exposición Mundial de 1889; de 300 metros de altura y 10.000 toneladas de peso, ofrece unas vistas impresionantes de la ciudad desde la plataforma del tercer piso. Una vez vistas desde distintos ángulos nos dirigimos a uno de los pilares para comprar los tickets para poder subir a las distintas plantas, ojo no poneros en uno de los pilares en los que la fila es más pequeña, es para subir por las escaleras, si os animáis adelante.
Después de una espera no muy larga (30 minutos aproximadamente) subimos a la segunda planta, la vista de París impresionante, a pesar de que había bastante gente no se tenia la sensación a gobio, pudiendo pararte tranquilamente a contemplar la ciudad en distintos puntos de los pisos que componen esta planta. Pasados unos 45 minutos de fotos, vistas y risas nos pusimos en la fila para subir a la última planta.
Si las vistas en la segunda planta llamaron nuestra atención, en esta a 280 metros de altura, que voy a
contar, París parece una maqueta, en el primer piso de esta planta está protegido por cristales y hay una colección de fotos de personajes que han visitado la torre, así como la comparación con otros monumentos del mundo.
Terminada esta parte, bajamos a la primera planta, la más comercial, donde puedes encontrar tiendas de recuerdos, cafeterías y restaurantes, lo más significativo de esta parte es que hay zonas en las que el suelo es de cristal y puedes ver toda la gente que está esperando a subir. Para bajar hasta la base, lo hicimos par las escaleras, es una experiencia curiosa que si no tenéis prisa y el tiempo acompaña hacerla, son poco más de 450 escalones. Como curiosidad decir que se puede subir por unas escaleras hasta el segundo piso, en total son 1665 escalones.
Luego nos dimos una vuelta por los embarcaderos que hay en la orilla del río y nos sentamos a tomarnos una cerveza en uno de los “chiringuitos” que hay, 8 euros una cerveza, un poco caro, pero anocheciendo en París, al pie de la Tour Effiel se pueden pagar, además la cerveza estaba en su punto. Recuperados un poco, deshicimos el camino de ida, por los Jardines del Trocadero, que
estaban llenos de gente bailando tangos a los pies de la escalinata.Junio/2015
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